El hecho fantástico en "El otro" consiste en el encuentro con uno mismo de forma inexplicable y atemporal. En el relato, Borges presenta una situación en la que la identidad y el tiempo se disuelven, permitiendo el choque entre dos versiones del mismo individuo. Este fenómeno, que desafía la lógica del tiempo y de la identidad, genera en el lector una vacilación entre lo posible y lo imposible, característica central del género fantástico.